De la sumisión psicológica al trabajo: cómo un abusador consigue someter a todo un grupo

Bilheran, A. "De la soumission psychologique au travail: comment un harceleur parvient à soumettre tout un groupe pourtant bien constitués, et ce qui s'ensuit", in Revue Les Cahiers des Facteurs Psychosociaux, 29 mai 2011.

Tenga en cuenta:

Por razones éticas, todos los ejemplos han sido cuidadosamente anonimizados y sacados de contexto. Por lo tanto, cualquier parecido con un caso real sería pura coincidencia.

En la vida cotidiana, los riesgos psicosociales se dividen generalmente en estrés, carga mental, organización disfuncional del trabajo, etc. Las consecuencias más graves son el burnout y los intentos de suicidio. Estos dos “puntos fuertes” de los trastornos psicosociales tienen a menudo, si no la mayoría de las veces, su origen en el acoso y el terror en el trabajo. Desde entonces, me he encontrado en varias ocasiones con colectivos enteros diezmados durante misiones de auditoría. ¿La causa? El acoso a través del terror. Situaciones laborales extrañas que degeneran en totalitarismo... donde prevalece la ley del silencio, del repliegue de cada uno sobre sí mismo, de la vigilancia de todos contra todos.

Por supuesto, no confundamos acoso y maltrato en el trabajo. La naturaleza compleja del acoso, que no se reduce a malos tratos o violencia involuntaria. Porque el acoso implica lógicas de poder y de grupo que remiten al totalitarismo: totalitarismo de pensamiento donde el sujeto es desarraigado en su conciencia moral y en su libertad, totalitarismo de acción instrumentalizada, totalitarismo de intercambiabilidad humana, de denuncia, de control absoluto. También he podido analizar que el acoso es un instrumento de poder que no es legítimo (A. Bilheran, 2009a & b), y debe por tanto, para conducir a la obediencia, ser impuesto por la fuerza y la violencia, con la supresión de los vínculos sociales. Estamos pues mucho más allá de las presiones que descienden y se acumulan en la organización.

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